Mito Azteca
El dios de la guerra de los aztecas, Huitzilopochtli, está inmerso en una poderosa significación desde la presencia de los colibríes. La leyenda cuenta que estaba Coatlicue, diosa de la fertilidad también conocida como “la de la falda de serpientes”, barriendo el templo de Coatepec (montaña de serpiente) cuando encontró unas hermosas plumas de colibrí que resguardó en su seno, y con ello quedó embarazada.
Ese bebé en su vientre era Huitzilopochtli, el dios de la guerra, y aunque su otra hija, Coyolxauhqui, planeaba la muerte de su madre por una presunta deshonra al desconocerse el padre, el bebé hablaba a su madre desde su vientre para apaciguarla, advirtiendo que él mismo la defendería.
Eventualmente Huitzilopochtli nació y llegó a este mundo equipado con una armadura, un escudo de águila, una sandalia de plumas de colibrí en el pie izquierdo y una xiuhcoatl (serpiente de fuego). Con ella cortó la cabeza de su hermana y venció a sus 400 hermanos. Luego lanzó al aire la cabeza de la Coyolxauhqui, que se convirtió en la luna; en una hermosa metáfora sobre el renacimiento y muerte de la luna cada mes. (Diaz, 2016)
Mito Maya
Cuando los dioses crearon todas las cosas, notaron que aún faltaba un encargado de llevar sus deseos y pensamientos al mundo; tomaron una flecha muy pequeña, soplaron sobre ella, y entonces voló; luego cobró vida y se convirtió en x ts’unu’um (colibrí). Para los mayas los colibríes llevaban los buenos pensamientos de otros hombres. Así, si alguien te desea un bien, el colibrí tomará ese deseo y lo llevará hacia ti. (Diaz, 2016)
Más sobre el Colibrí y el Hombre
En ancestrales pueblos de Sudamérica se les imaginaba como mensajeros entre los mundos, y los nativos tenían varias leyendas en torno a ellos. Hasta hoy, algunos pueblos peruanos consideran a los colibríes intermediarios de los mundos y manifestaciones de los dioses de la montaña.
Una de esas historias proviene de la mitología del pueblo Yamamomo, que cuenta que un día, un hombre llamado Kuripowe caminaba desconsolado por la selva mientras pensaba que algo le hacía falta, pero sin saber qué o por qué. De repente, se le apareció una deidad que conocía lo que el hombre necesitaba, y le obsequió el tabaco. Kuripowe comenzó a masticalo, y a medida que caminaba y escupía el jugo, del suelo crecían plantas. Entonces los colibríes llegaron a beber el néctar de las flores de las plantas de tabaco, y fue así como este se esparció por el mundo.
En el arte de los pueblos de Perú, aparecen unos recipientes de madera de los que algunos están decorados con figuras de mujeres incas acompañadas con colibríes. El pueblo Nazca decoraba recipientes con una imagen que aparece frecuentemente: la de colibríes que vuelan alrededor de dos grandes flores situadas en la parte superior del objeto. Las famosas líneas de Nazca, en el sur de Perú, representan muchos animales y figuras, entre las que destaca la de un colibrí.
Para los nativos de Norteamérica, los colibríes, que eran conocidos como Sah Sen, simbolizaban inteligencia, belleza y amor, y a menudo representaban la alegría y la amistad. Enviaban mensajes a las personas sobre lo que iba a suceder. El arte de los pueblos de la costa noroeste posee algunas representaciones de los Sah Sen, que además eran símbolo de buena suerte y su imagen solía ser usada antes de un evento importante.
Los Ohlone de la costa californiana (Estados Unidos) tenían una historia para explicar cómo el Colibrí de su mitología obtuvo fuego. Coyote, otra de las figuras de sus historias, solía competir en ellas con Colibrí, pero este, a pesar de su pequeño tamaño en comparación con el carnívoro, casi siempre salía victorioso. (HUMMINGWORDLS).
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